PRINCIPIOS



P
1
INFORMACIÓN
2
IMPACTO
3
MOTIVACIÓN
4
ENTRETENIMIENTO
C
1
VOLUMEN
2
VELOCIDAD
3
TONO DE VOZ
4
PRONUNCIACIÓN
5
PRESENCIA
6
POSTURA
7
ADEMANES
A
1
INTRODUCCIÓN
2
CONCLUSIÓN
3
DESARROLLO

T
TIEMPO

¿Sientes que algo le falta al rompecabezas de tu oratoria?


Completa el rompecabezas de tu oratoria estudiando más a fondo lo que crees que te hace falta para sentirte del todo competente para exponer.

¿Para qué tomar un curso si solo necesitas un par de consejos? ¿Y para qué conformarte con un par de consejos si aquí tienes todos los consejos que básicamente requieres?

Todo se resume a lo que piensas y sientes, y a lo que piensan y sienten tus oyentes. Pensamientos + sentimientos = decisiones + acciones = resultados + éxito. Veamos.

La oratoria se basa en dos factores: Informar y motivar. Informar con claridad y substancia (para convencer y ponerte de acuerdo con tus oyentes), y motivar con profundidad (para persuadir y mover a acción a los que logres persuadir).

Si no los convences del todo, no sabrán atar suficientes cabos en su mente y corazon, y no concordarán contigo, porque no lograrán ver el cuadro completo. Y si no los convences, menos podrás persuadirlos, es decir, lograr que hagan lo que les sugieres.

Por supuesto, también dependerá de que ellos abran suficientes receptores en su mente y corazón. Quizás por muchos años hayan cultivado algunos temores, prejuicios, dogmas, leyendas, supersticiones, estereotipos y paradigmas. Los tienen tan profundamente arraigados que no se dejarían ayudar ni por el orador más grande del mundo.

Aquí solo puedo ayudarte a ti, no a tu auditorio... si es que abres tu mente y medita en lo que te digo. Y si tu auditorio  es de mente abierta, toda la responsabilidad recae sobre ti, es decir, sobre tu eficiencia. Incluso en algunos casos podrías incrementar tu eficiencia hasta el punto de convertir tu discurso en un espejo astronómico y atravesar el firewall más impenetrable, logrando tu objetivo.

¿La oratoria, un espejo?

Así es. Por ejemplo, si alguien rehúsa creerte cuando le dices que su rostro está sucio, ¿crees que seguirá contradiciéndote si le muestras un espejo? ¡De ninguna manera! Verá su reflejo y creerá en lo que ve, es decir, en sus propios pensamientos y sentimientos. Ya no es cuestión de que se lo dices tú, sino de que lo ve con sus propios ojos. No podrá negarse ni engañarse a sí mismo.

Aunque siguiera negándolo, sabría que es cierto, le daría vueltas y vueltas en su mente y corazón a lo que vio y no le quedarían excusas para aceptarlo.

Por eso se dice que la oratoria es un arte que se cultiva aplicando técnicas eficaces. Tienes que aprenderlas y cultivarlas para convertir tus discursos en espejos, en algo que tus oyentes puedan ver y creer por sí mismos.

Con+vences cuando vences con un espejo 

Convences cuando vences con inteligencia, usando razonamientos y argumentos que actúan como espejos de lo que la otra persona debería poder ver.

Pero tienes que exponer un argumento claro, basado en una lógica simple, mostrando pruebas o evidencias, resultados de análisis, estadísticas, referencias, testimonios, encuestas, características, teorías, hipótesis, paradigmas, frases célebres, proverbios incuestionables o alguna idea otra interesante que cautive su pensamiento. Del pensamiento pasará a la convicción, y de allí, a persuadirse a sí mismo.

Persuades cuando actúan 

Sabrás que persuadiste cuando notes que les despertaste emociones, sentimientos y sensaciones suaves y agradables.

Propónenles incentivos, beneficios, motivos, promesas, anécdotas, historias, cuentos, ilustraciones y ventajas que agraden a su corazón. Eso despertará su deseo de cooperar. 

Persuades cuando alcanzas el objetivo de tu oratoria, ya sea que te propongas que rían, concuerden, respondan, pregunten, participen, se pongan de pie, cooperen o compartan la información con otros.

En pocas palabras: 1) los convences cuando aceptan tus razonamientos, 2) pero los persuades cuando los ponen en práctica. 

Pero no debes desanimarte si concuerdan pero no los ponen en práctica. Porque como dije antes, hay algunos prejuicios y paradigmas que son tan duros como un pedernal.

Destapa tu motor

A veces uno necesita cambiar alguna pieza del motor del automóvil y, para ello, tal vez tenga que destaparlo o hasta desmontarlo. Pero si no ha estudiado mecánica, tendrá que consultar con un mecánico que lo ayude, ¿verdad? Él sabrá cómo desconectar y volver a conectar todo. 

Sin embargo, hasta los mejores mecánicos consultan con otros mecánicos cuando saben que cierto tipo de motor es diferente o podría dar problemas. Hoy los autos eléctricos e híbridos son un desafío para cualquiera que no se ha familiarizado con la tecnología de punta. Por eso, consultar nunca está de más.

Por decirlo así,
Oratorianetmóvil te enseña a destapar y desglosar los factores que te ayudan a entender por ti mismo cómo funciona cada uno por separado y así poder sincronizarlos y ponerlos en práctica con rapidez y facilidad. Si no los entiendes bien, ¿cómo podrías aplicarlos?

La eficiencia (tu capacidad, habilidad y competencia) y la eficacia (los resultados, efectos y frutos que consigues) van de la mano con un claro entendimiento de lo que significan y provocan tus palabras. A mayor entendimiento, mayor eficiencia; y a mayor eficiencia, mayor eficacia.

Principios (4P)

Hay 4 cosas, que te servirán tanto para exponer ante un auditorio físico como para dar teleconferencias en cualquier plataforma virtual, 4 principios o verdades fundamentales que te ayudarán a pensar y reflexionar profundamente en tu estrategia y desempeño en oratoria.

Cualidades (7C)

También necesitas practicar, cultivar o desarrollar un mínimo de 7 cualidades físicas [cualidades de tu cuerpo] que te ayudarán a transmitir al auditorio lo que piensas y sientes.

Por ejemplo, para disparar una bala se mezcla polvo de azufre, carbón y potasio a fin de causar una explosión que la impulse. Esa poderosa mezcla se conoce como pólvora.

De manera semejante, además de respetar los 4 principos antes mencionados, tienes que mezclar esas 7 cualidades físicas principales, que serán tus instrumentos básicos de comunicación audiovisual. Si no las usas eficientemente, dispararás tus discursos como si fueran balas, pero no darás en el blanco. Una potente pistola no sirve si no tienes puntería.

Exponer en público y dar vueltas sin convencer ni persuadir es como un navegante cuyo bote hace agua por todas partes. ¡Tienes que aprovechar tus habilidades al máximo, o sea, eficazmente! No hay otra manera de salir adelante y marcar una diferencia en oratoria.  

Ayuda-memoria (3AM)

¿Y si en algún momento te falla la memoria y olvidas lo que tenías que decir? Para eso tienes 3 recursos muy prácticos que, combinados, te sirven de mnemotecnia o técnica de memorización. Son tres recursos que te permiten evocar con facilidad las ideas importantes que planeas decir. Nota que no dije evocar "palabras" o "frases", sino "ideas". 

Resumiendo: Son 4 Principios, 7 cualidades y 3 ayudas para la memoria, la mezcla perfecta para producir una excelente sinergia al exponer en público, ya sea en persona o por teleconferencia. 

¿Qué es una estrategia en oratoria?

Por definición, una estrategia en oratoria es un plan cuidadoso y secreto sobre la manera como piensas lograr el objetivo de tu discurso.

¿Por qué tiene que ser secreto? Porque "todo el arte de la guerra se resume a engañar al enemigo". ¿Enemigo? ¿Qué enemigo? ¿Guerra? ¿Qué guerra?

En una guerra, si tu enemigo se entera de lo que estás planeando, pierdes el factor sorpresa, que es la clave y núcleo de la victoria. Por eso existen los espías: para apoderarse de los secretos del enemigo, sacarle ventaja, sorprenderlo y ganar la guerra. 

En sentido figurado y aplicado a la oratoria, la victoria representa el éxito del discurso. ¿Y quiénes son tus enemigos? ¿Acaso son tus oyentes?

No. Tus enemigos son las distracciones, la ignorancia, la desinformacion y el prejuicio, que en cierto modo tienen el poder de generar frustración, temor y desconfianza, emociones que atentan contra la concentracion, la reflexión, la capacidad de convencimiento y la persuasión.

Por eso tu plan debe incluir ciertos detalles que al exponer impidan que tus oyentes se distraigan, detalles que deben estimular su aprendizaje de cosas nuevas e interesantes. Eso frustrará el avance y éxito del enemigo. El factor sorpresa es tu Caballo de Troya.

En oratoria, es apropiado que tus oyentes sepan, en términos generales, de qué vas a hablar. No hay problema con eso. Pero no deben enterarse de la manera específica como piensas convencerlos y persuadirlos. Eso debería llegarles por sorpresa y resultarles agradable o, por lo menos, interesante.

¿Conoces la diferencia entre una estrategia y una táctica? Estrategia es el plan general, y la táctica, el conjunto de procesos o técnicas a seguir para ejecutar el plan (lo que comúnmente se conoce como plan A, plan B, plan C, plan D).

Si se enteran de antemano o intuyen cómo lo dirás, perderás el factor sorpresa, que es la clave y núcleo del éxito de un discurso. Por eso siempre debes preparar una estrategia que incluya jugar todas tus cartas, conservando una o dos bajo la manga, sea que tengas que usarlas o no.

No puedes derrotar el prejuicio, la ignorancia ni las distracciones si no dices o haces algo que los supere de manera aplastante. Veamos.

Respecto a las distracciones

Imagina una mosca que ingresa al auditorio y comienza a revolotear entre las cabezas de los asistentes, distrayéndolos.  Entonces ellos la espantan, y ella no tarda en irse.

Pero ¿qué pasaría si ingresa una abeja o una avispa y comienza a revolotear y a pararse y caminar por las cabezas de tus oyentes? La distracción se disparará hasta el límite, sobre todo si uno de los oyentes aprovecha el problema para transformarse en un héroe, o en el Hombre Araña, y comienza a perseguirla por todo el auditorio con un matamoscas, dando saltos y haciendo aspavientos para sacarla del auditorio.

La distracción es muy poderosa, dependiendo de si la usas a favor o en contra. Por ejemplo, si un niño agarra tus anteojos, y se los quitas, probablemente le dé un berrinche y comience a llorar hasta sacarte canas verdes. Pero si le muestras un objeto brillante, una sonaja o un llavero, le parecerá más interesante. Se le abrirán los ojos de  par en par y estirará su mano para agarrarlo. Entonces podrás quitarle los anteojos con delicadeza. No se dará cuenta. Estará tan enfocado que te dará los anteojos sin quejarse. Porque lo distrajiste.

Igualmente, a veces deberás distraer al oyente con una idea brillante, para que no siga concentrado en una pregunta o idea que no viene al caso. Y otras veces deberás evitar cualquier distracción y concentrar su atención y todos sus sentidos en lo que realmente quieres que se concentre.

Respecto al prejuicio

A veces no bastará con presentar un razonamiento claro, lógico y convincente ni una evidencia imbatible, ni un apoyo visual lleno de diagramas y colores.

Jamás cedas a la convicción de que un razonamiento lógico o una prueba evidente allanará el camino, quitando de en medio al prejuicio. No creas que es tan simple. No creas que por presentar un razonamiento, leer unas instrucciones o usar un bonito tono de voz convencisteca todos. Eso se llama ingenuidad. ¿Por qué?

Porque el prejuicio es como un apasionado amor romántico. Se ciega a los defectos (y en este caso, el defecto es nada menos que la verdad). Cuando alguien tiene un prejuicio arraigado, detesta que le digan lo contrario. 

No hay razonamiento lógico que lo detenga porque la esencia del prejuicio radica en la ceguera intelectual sumada a la pasión. O mejor dicho, la desinformación sumada a la ignorancia. Eso tiene un nombre: agnotología. Ella es el enemigo N°1. Búscala en Google.

Por eso, si presentas tu idea en el momento más inesperado y de la forma más inesperada, el factor sorpresa quizás te ayude como una bola de bowling y logres tumbar de un solo impulso los obstáculos que parecían invencibles.

Respecto a la ignorancia

Finalmente, el espionaje representa tu conocimiento sobre el ser humano, es decir, todo lo que sabes y podrías averiguar sobre las capacidades, limitaciones, debilidades y desventajas de entendimiento y sentimiento de tus oyentes. 

Entre otras ventajas, el espionaje permite a un general averiguar hasta dónde puede arriesgarse. Cuanto mejor conozcas a tus oyentes, estarás en mayor ventaja para convencer y persuadir.

Te sirve para reflexionar en ejemplos, ilustraciones, adjetivos, gestos y ademanes específicos para conseguir acceso a la mente y corazón de tus oyentes.

Por razones parecidas, sería absurdo, y un reto mayor, decirles algo que ya saben (a no ser que se los digas de una manera que no se den cuenta, es decir, en el momento más apropiado y más inesperado).

Si se dan cuenta de que les hablarás de lo mismo o de algo que ya saben, no prestarán atención. Y si intuyen que les hablarás de algo que no quieren escuchar, se pondrán a la defensiva y usarán todos sus misiles emocionales contra ti. Y si das vueltas y vueltas sin decir nada interesante ni entrar en materia, terminarán aburriéndose y se retirarán mentalmente.

Entender todas estas cosas te permitirá orientar de una manera más lógica y eficiente tus recursos intelectuales y emocionales, es decir, tus razones, pruebas, definiciones, significados, testimonios, referencias, estadísticas, ejemplos, ilustraciones y apoyos visuales.

Por ejemplo, cierto día caminaba por una calle y vi un llavero lleno de llaves que colgaba de la cerradura de una casa. Evidentemente lo habían olvidado.

Llamé a la puerta para hacerles el favor, y se asomó un hombre por la ventana. Me hizo un gesto despectivo, diciendo: "¿Qué quiere?". Como la ventana estaba cerrada, no grité, sino le hice el gesto de "Quiero decirle algo importante". Pero en vez de abrir la ventana y permitirme explicarle, me hizo otro gesto despectivo y me dio la espalda, o sea, me mandó a rodar.

Pude optar por retirarme y olvidarlo. Pero sabiendo que yo tenía las de ganar, volví a tocar el timbre, y solo conseguí gestos más rudos, como diciendo: "¿No le dije que se largue?", y volvió a darme la espalda. De modo que volví a tocar más insistentemente, una y otra vez, con total falta de respeto, para obligarlo a salir.

Es cierto que pude haberme ido, dejando que más tarde se percatara por sí mismo de su descuido. Pero quise darme el gusto de probar mi teoría de que hasta la gente más recalcitrante siempre se rinde ante un gran beneficio.

Por eso, al volver a tocar, oí que bajaba furioso las escaleras, vociferando maldiciones contra mí. Abrió la puerta bruscamente y me gritó: "¿Qué es lo que no entiende? ¡Largo de aquí!".

No me inmuté. Simplement me quedé quieto y sin decir absolutamente nada. Señalé con mi dedo el enorme manojo de llaves que colgaba de su cerradura. ¿Cuál crees que fue su reacción?

Al ver sus llaves, se sintió vulnerable y cambió de actitud radicalmente. Se derritió como si fuera un trozo de hielo ante un soplete de acetileno. Se le arrugó la cara, me pidió mil disculpas y no supo de qué manera agradecérmelo. Solo le sonreí y me retiré sin decir absolutamente una palabra.

Eso es lo que trato de decirte. A veces hay algo que tú sabes y tus oyentes ignoran, hasta que decides soltárselo en el mejor momento. El efecto será como si los ataras de manos y pies y les pusieras una mordaza. No les quedará más que agradecerte el beneficio que obtuvieron por prestarte atención.

Por ejemplo, tu primera reacción al ver este artículo podría ser: "¡Qué  extenso! ¡Qué tedioso! ¿Es que este tipo no sabe resumir? Mejor hubiera puesto un video en YouTube". Pero te hubieras perdido el beneficio de seguir leyendo.

Por eso, siempre debes pensar cuidadosamente cuándo será el mejor momento para soltar la bomba, el dato clave, el argumento central, el razonamiento contundente, la prueba irrefutable, la estadística asombrosa, los testimonios increíbles, un apoyo visual inesperado, el llavero que cuelga de su puerta. Solo así aumentarás tus probabilidades de alcanzar el objetivo de convencer y persuadir.

Un discurso sin estrategia no logrará el propósito de convencer, motivar y persuadir. Una estrategia sirve para explotar el verdadero potencial de los oyentes. No es fácil animarlos a pensar con inteligencia, a reflexionar en las consecuencias, ventajas, beneficios e incentivos que podrían obtener a corto, mediano y largo plazo.

Si vas a dar un discurso, siempre pregúntate: "¿Cuál es mi estrategia?"

Siempre tienes que guardar el secreto de la estrategia hasta el último momento. Solo así lograrás tu objetivo de convencer y persuadir.

Cualquier cosa que diluye la sorpresa, debilita la fuerza del convencimiento y la persuasión.

Ningún francotirador jala del gatillo antes del momento perfecto. Su arma es para disparar un solo tiro. Igualmente, ningún orador competente suelta sus datos clave antes de tiempo.

Grábate esto: "Sin sorpresa, no hay victoria" y "todo el arte de la guerra se resume a engañar al enemigo".

Por eso, los 4 principios te ayudan pensar objetivamente en esos 4 aspectos de tu estrategia:

- El factor información
- El factor impacto
- El factor motivación
- El factor entretenimiento

Las 7 cualidades físicas, o del cuerpo, te ayudarán a llevarla a cabo:

- El volumen de tu voz
- La velocidad de tus palabras
- Tu modulación
- Tu pronunciación
- Tu imagen
- Tu postura y
- Tus gestos y ademanes

Y las 3 ayuda-memoria te servirán para mantener el rumbo de principio a fin sin desviarte del objetivo principal:

- Introducción
- Desarrollo
- Conclusión

Haz clic en el diagrama de arriba y te ayudaré a pensar por separado en cada uno de todos esos aspectos.

Si el asunto es urgente, ve al "Índex", a la sección "S.O.S". Y si es muy urgente y quieres comunicarte conmigo, usa la página de "Contacto" para enviarme tu e-mail. Si sigo vivo y operativo, y no se ha caído la red, me pondré en contacto. Aprovecha mientras puedas.

Termina de armar el rompecabezas de tu oratoria examinando con atención lo que te está faltando.